Hay suficiente traición y odio, violencia. Necedad en el ser humano corriente como para abastecer cualquier ejercito o cualquier jornada. Y los mejores asesinos son aquellos que predican en su contra. Y los que mejor odian son aquellos que predican amor. Y los que mejor luchan en la guerra son -AL FINAL- aquellos que predican PAZ. Aquellos que hablan de Dios. Necesitan a Dios Aquellos que predican paz No tienen paz. Aquellos que predican amor No tienen amor. Cuidado con los predicadores cuidado con los que saben. Cuidado con Aquellos que Están siempre Leyendo Libros. Cuidado con aquellos que detestan la pobreza o están orgullosos de ella. Cuidado con aquellos de alabanza rápida pues necesitan que se les alabe a cambio. Cuidado con aquellos que censuran con rapidez: tienen miedo de lo que no conocen. Cuidado con aquellos que buscan constantes multitudes; no son nada solos. Cuidado con El hombre corriente Con la mujer corriente Cuidado con su amor. Su amor es corriente, busca lo corriente. Pero es un genio al odiar es lo suficientemente genial al odiar como para matarte, como para matar a cualquiera. Al no querer la soledad al no entender la soledad intentarán destruir cualquier cosa que difiera de lo suyo. Al no ser capaces de crear arte no entenderán el arte. Considerarán su fracaso como creadores sólo como un fracaso del mundo. Al no ser capaces de amar plenamente creerán que tu amor es incompleto y entonces te odiarán. Y su odio será perfecto como un diamante resplandeciente como una navaja como una montaña como un tigre como cicuta Su mejor ARTE.
"EL GENIO EN LA MULTITUD"
CHARLES BUKOWSKI
Chase Moore
No hay pija que le venga bien a ese tipo
Hunter Ross
Sos vos willy
Aaron Diaz
Aguante el paraguayo romero
Aaron Bailey
La idea es colgar más poemas podridos o reflexiones, tanto de bukowski como de otros escritores
Blake Watson
"La guerra estaba yendo bastante bien en Europa. Al menos para Hitler. La mayoría de los estudiantes no se pronunciaban sobre el tema. Pero los profesores auxiliares eran casi todos izquierdistas y antihitlerianos. Parecía no haber derechistas entre los profesores, exceptuando al señor Glasgow, de Económicas, y lo era con discreción.
Lo correcto, intelectual y popular, era ir a la guerra contra Alemania para detener el avance del fascismo. En mi caso no tenía ningunas ganas de ir a la guerra para salvar mi modo actual de vida o el posible futuro que me esperaba. Yo no tenía Libertad. No tenía nada. Con Hitler quizás obtuviera un coño de cuando en cuando y una paga semanal de más de un dólar. Además, como había nacido en Alemania, tenía una cierta lealtad natural y no me gustaba ver cómo equiparaban a todos los alemanes con monstruos e idiotas. En los cines aceleraban las imágenes de las noticias para hacer que Hitler y Mussolini parecieran locos frenéticos. También, con todos los profesores en contra de Alemania, descubrí que personalmente me era imposible simplemente estar de acuerdo con ellos. Sin sentirme alienado, pero sí naturalmente contrariado, decidí oponerme a sus puntos de vista. Nunca había leído el Mein Kampf ni tenía deseos de hacerlo. Para mí, Hitler sólo era otro dictador, sólo que, en vez de mis regañinas a la hora de cenar, probablemente me volara los sesos o las pelotas si iba a la guerra a intentar pararle.
Algunas veces, cuando los profesores hablaban y hablaban sobre los horrores del judiosmo (nos enseñaron a escribir «judio» con «n» minúscula, incluso si encabezaba una frase) y el fascismo, yo me ponía en pie de un brinco y soltaba algún comentario: —¡La supervivencia de la raza humana depende de una selección responsable! Lo que significaba: vigila con quién te vas a la cama; pero yo sólo sabía eso. Realmente mosqueaba a todo el mundo. No sé de dónde sacaba mis discursitos: —Uno de los errores de la democracia es que el voto universal da lugar a un líder común que nos conduce a una vida vulgar, apática y predecible.
Evitaba cualquier referencia directa a los judíos y los negros, los cuales nunca me habían ocasionado ningún problema. Todos mis problemas provenían de los blancos no judíos. Por lo tanto yo no era un judio por temperamento o elección; fueron los profesores los que me hicieron seguir esa línea por parecerse y pensar como ellos y encima tener un prejuicio antialemán. Además yo había leído por ahí que si un hombre no creía o entendía verdaderamente la causa a la cual se adhería, de algún modo podía ser más convincente, lo que me daba una considerable ventaja sobre los profesores."…
Carter Hall
Miren lo que el liberalismo le hizo al pobre hombre
Gavin Lee
Nada más de pseud normie asqueroso que te guste la "poesía" de éste degenerado. 0 rima, ritmo, aliteraciones, métrica, etc. Éste post seguro suena mejor que cualquiera de las boludeces que escribió el borrachín ese. Por culpa de éste salame "minimalista" ahora tenemos la poesía chota de instagram. Seguro que también te gustan Cortázar y Cohelo y seguís páginas de literatura en facebook en las que suben memes de los simpsons con referencias a Derrida, mogólico.
Connor Kelly
No te cree nadie nasi de mierda.
Colton Gomez
Por lo leido, veo que les gustan los threads de nenes hiatericos, los patchiposters y nenes voxeros dobleposteadores. Ahi tenés el problema nacional, se pierde demasiado el tiempo criticando.